Conforme avanzan los años nuestro tejido óseo se debilita, pero no debería hacerlo a un ritmo tal que nos incapacite para vivir con una calidad de vida deseable. La pérdida de densidad ósea se ha convertido en una epidemia que afecta cada vez a más personas. La osteoporosis supone hoy día un gran problema personal y social, produce múltiples molestias en el desarrollo de la vida cotidiana, genera incapacidad y en ocasiones dolor intenso, conforme avanza esta patología el peligro de que se produzca una fractura se incrementa.
Los huesos forman la estructura de nuestro cuerpo, son el anclaje sólido sobre el que se asienta el resto de lo que somos. Cuando empiezan a debilitarse el peligro que nos acecha es más que serio, la densidad ósea de los huesos disminuye y éstos comienzan a deslizarse hacia una esponjosa fragilidad que aumenta el riesgo de patologías mayores.
La osteoporosis se presenta como una patología silenciosa y una vez que se muestra parece que estemos abocados a soportarla, sin poder hacer nada más que armarnos de paciencia y soportar sus efectos negativos. Nada más alejado de la realidad, si no hemos tenido habitos saludables orientados a la prevención que es la mejor medicina ante la osteoporosis, podemos aún enfrentarnos a ella sin dejarnos llevar por el abatimiento.
Si nuestra dieta ha sido hasta ahora insana y nuestro ejercicio favorito se practica desde el sillón, con un diagnóstico de osteoporosis no tenemos alternativa: hemos de cambiar de hábitos, el médico nos proporcionará una dieta y apoyos de calcio y vitaminas para mantener la calidad de nuestros huesos, la fisioterapia favorecerá la recuperación de la actividad general e incluso puede conseguir incrementar nuestra densidad de tejido óseo.
Existen varios tipos de osteoporosis. Vamos a referirnos en este artículo al posible tratamiento con Fisioterapia de las más comunes, las derivadas del incremento de la edad, la postmenopáusica y tras inmovilización o fractura.
Tratamiento de la osteoporosis con Fisioterapia.
1.- En primer lugar hemos de recomendar la magnetoterapia, que nos va a ser útil en todos los casos prestando especial atención a las indicaciones de cada equipo, la magnetoterapia tiene pocas contraindicaciones, pero hay que estar atento a ellas.
Las características exigibles de un buen equipo de magnetoterapia son:
– Ante todo que sea un equipo con registro sanitario, cuidado con lo de «cumple todas las normas de electromagnetismo» y el añadido de imágenes con certificados varios, ha de indicar claramente que es un equipo con certificación sanitaria CE.
-Recomendable mínimo 100 Gauss, por debajo se requiere un incremento importante del tiempo de tratamiento. Si podemos disponer de 150 Gauss mejor, por encima de esa potencia los equipos se encarecen y no implica necesariamente ventajas añadidas.
2.- Ejercicio terapéutico: si la inmovilización y la falta de actividad favorecen la osteoporosis la cinesiterapia activa es nuestra aliada esencial. Cuando los músculos traccionan del tejido óseo favorecen su mineralización, por lo tanto una actividad física moderada programada será una de las mejores aliadas en la lucha contra la osteoporosis.
El fisioterapeuta es el especialista en ejercicio terapéutico y en todo tipo de terapias físicas, es necesaria su colaboración para obtener resultados óptimos.
Dentro del ejercicio terapéutico a veces se descarta la natación porque no supone una gran carga contra la gravedad, hay que tener cuidado con esto porque nos encontramos a menudo con personas de edad avanzada en las que andar y precisamente la natación debido precisamente a la sustentación del agua, son casi las únicas actividades físicas de tipo general que pueden realizar, siempre es mejor nadar si no se puede hacer ejercicio con mayor carga.
3.- Educación postural. En el fondo el ejercicio es postura en movimiento, el fisioterapeuta es el especialista en educación postural, puesto que la osteoporosis puede afectar generando dolor estando de pie, sentado o acostado, el fisioterapeuta ayudará al paciente tanto para permitirle alcanzar una serie de posturas adecuadas como a llevar a cabo las transiciones.
4.- Técnicas de relajación, las técnicas de relajación favorecen la circulación y elevan el umbral del dolor de forma natural, con ellas el paciente retoma un cierto control sobre su patología. La relajación tiene un efecto equilibrador de nuestra homeostasia, si enseñamos relajación a nuestros pacientes les proporcionamos una técnica que podrá series de utilidad en muchas ocasiones.
Un buen diagnóstico es imprescindible. Tras el tratamiento médico, el fisioterapeuta es la figura indispensable para mejorar la calidad de vida del paciente. Si contamos con la colaboración del paciente, un tratamiento personalizado con magnetoterapia y ejercicio terapéutico, contando con el resto de terapias físicas a nuestra disposición, proporcionará las mejores opciones ante una patología que hoy día afecta a cada vez mayor número de personas.
Artículo de Francisco Barrios Marco, Fisioterapeuta.