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Estiramientos, ¿sí o no?

Investigando un poco sobre la bibliografía científica existente sobre los estiramientos ante la prevención de lesiones, hemos encontrado estas conclusiones acerca de este tema tan controvertido.

Lo más generalizado es que no existe evidencia de que los estiramientos sean un método eficaz de prevención de lesiones; algunos estudios ofrecen una evidencia limitada y otros muestran resultados mixtos.

Por otro lado, algunas revisiones bibliográficas se refieren a la mala calidad de los estudios realizados y a la ausencia de estudios en los que se evalúe el estiramiento de forma aislada sin combinar con calentamiento.

Hay detalles interesantes que constan en algunas revisiones bibliográficas, entre los que destacan los motivos por los cuales se cree que el estiramiento previo al ejercicio no funciona:

  1. El estiramiento no tiene efecto en aquellas actividades que no requieren elasticidad (por ejemplo correr).

  2. El estiramiento no afecta a la función del músculo durante la actividad excéntrica, que es cuando la mayoría de las lesiones se producen.

  3. El estiramiento puede producir daño al citoesqueleto

  4. El  estiramiento puede enmascarar dolor en los seres humanos.

  5. Incrementar la flexibilidad más allá de lo necesario para los movimientos de un deporte específico puede ser causa de lesión.

Por otro lado, hay datos que intentan justificar por qué hay variaciones en los resultados de los estudios.

Se plantea que en función de la actividad deportiva el estiramiento puede llegar ser beneficioso, sosteniendo que en deportes donde hay una alta intensidad de ciclos de acortamiento-estiramiento, (por ejemplo, fútbol), que requieren una unidad músculo-tendón capaz de almacenar y liberar una gran cantidad de energía elástica puede tener efectos positivos, ya que según estudios puede influir significativamente en la viscoelasticidad del músculo.

Nuestra recomendación al respecto, como uno se puede imaginar, se sitúa del lado de adaptar al tejido a las cargas deportivas.

Por tanto habrá que adaptar los tejidos en función de lo que se quiera realizar con ellos, es decir, no solo hay que estirar de manera puntual previo a un ejercicio físico sino hay que preparar la unidad funcional muscular a las cargas a las que van a ser sometidos.

Para ello hay que utilizar el calentamiento previo al ejercicio, una programación de estiramientos continua buscando la elasticidad de manera progresiva con estímulos de baja intensidad, entrenamiento muscular adecuado (no olvidándose nunca de las situaciones excéntricas musculo tendinosas, que como ya se ha mencionado anteriormente son las situaciones más lesivas), realizar los tiempos de reposo necesarios para no sobrecargar las estructuras y todo ello deberá estar englobado en el contexto  individual de cada deporte.